Cartel reivindicativo de ASPACE sobre las consecuencias de la pandemia. |
¿Se tiene en cuenta en la reconstrucción social a la que nos enfrentamos las necesidades de las personas con discapacidad a causa de la pandemia? La pandemia COVID 19 (del inglés COronaVIrus DIsease 2019)? es causada por el SARS-CoV-2 (en inglés, Severe Acute Respiratory Syndrome CoronaVirus tipo 2; en español, síndrome respiratorio agudo grave) ha producido un estallido mundial al saltar de un animal a un humano.
Según el informe El impacto de la pandemia del coronavirus en
los derechos humanos de la personas con discapacidad elaborado por el Comité Español de Representantes de
Personas con Discapacidad (CERMI) “La
COVID19 ha aflorado la solidaridad y ha reconocido el valor de los servicios
públicos, como la sanidad, pero también ha sacado la cara más amarga del
capitalismo poniendo por encima de la gente, como han manifestado dirigentes
como Boris Johnson, la salvación de la economía de los Estados”.
Sometidos a la exclusión en bastantes casos, como
están muchas personas con discapacidad, este contexto se ha visto agravado por
esta pandemia excepcional. Este documento hace un repaso a los derechos de las personas con
discapacidad vulnerados durante la extensión de la enfermedad. Así trata de la
igualdad de oportunidades y la no discriminación, la accesibilidad universal,
el derecho a la vida, derecho a la vida independiente, salud, etc.
Nos vamos a detener en el derecho a la educación. Menciona que en el artículo 24 de la
Convención de Derechos Humanos se puede leer “los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan
acceso general a la educación superior, la formación profesional, la educación
para adultos y el aprendizaje durante toda la vida sin discriminación y en
igualdad de condiciones con las demás. A tal fin, los Estados Partes asegurarán
que se realicen ajustes razonables para las personas con discapacidad”. Sin
embargo la ausencia de la accesibilidad y la puesta en marcha de opciones
telemáticas para atender a los alumnos han dejado en clara evidencia al llamado
estado del bienestar por las limitaciones y restricciones a la que se han visto
obligados los alumnos con discapacidad (materiales educativos específicos, acceso
a Internet, problemas de movilidad, instalaciones escolares y asesoramiento
accesibles, acceso a lengua de signos para los alumnos sordos, etc.). El empleo
de buenas prácticas en la enseñanza-aprendizaje se ha resentido de una forma
brutal en las personas con discapacidad.
Los brutales recortes que han sufrido las políticas sociales
en los últimos años han incidido en la promoción y protección familiares
dignas. En bastantes casos, estas familias, se han encontrado solas ante el
crecimiento de demandas y necesidades que no han podido satisfacer abocándolas,
en algunos casos, a la exclusión. En la actualidad, la esqueletización de las
políticas sociales ha llevado al sector a una carencia estructural y raquítica
en la satisfacción de las necesidades. Que yo recuerde no se ha pergeñado un
plan estructural y estatal para minimizar el problema de manera específica.
Estas carencias adquieren mayores proporciones cuando en un miembro de la
ecuación tenemos: persona con
discapacidad+ mayor+mujer.
Por lo que
respecta al objeto de este blog, problemática de personas con movilidad reducida
y educación, comentamos brevemente una publicación de la Confederación ASPACE (Confederación Española de Asociaciones de
Atención a las Personas con Parálisis Cerebral). Se trata de “La pandemia del COVID 19 aumenta la
sobrecarga física y económica en las familias de personas con parálisis
cerebral”.
Resumimos:
- La situación se vio agravada por el
cierre de los centros y residencias a los que acudían las personas con
parálisis cerebral.
- Las personas con parálisis cerebral se
vieron obligadas a dejar de acudir a sus sesiones de fisioterapia, logopedia,
atención temprana o apoyo educativo.
-La situación que recayó en las familias
supuso una fuerte sobrecarga física y psicológica para la persona cuidadora,
que en la mayoría de los casos suele ser una mujer, que tuvo que atender a su
familiar 24 horas al día.
- Los costes de esta crisis sanitaria, son
las familias quienes los están asumiendo en los hogares de personas con
parálisis cerebral con el añadido de que, en muchos casos, los progenitores se
encuentran en un ERTE en su empresa, o han tenido que dejar su trabajo para
cuidar a su familiar o reducir su jornada.
-Hay un sobrecoste importante por el
sobre-impacto de la pandemia en las familias de personas con parálisis cerebral.
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