Imagen relativa a la inclusión. https://pixabay.com |
Que el hombre es un ser social no está,
o no debe estar, en discusión. Sin embargo, a veces, abordamos la educación de
las personas despojándola de la vertiente social, genuina e indiscutible
característica del ser humano.
No podemos hablar de educación inclusiva
ni de atención a la diversidad situando estas en un hipotético limbo porque nos
olvidamos que la persona con discapacidad, además de un posible malestar que
atañe a sus relaciones psico-sociológicas, puede tener un déficit social que es
producido por su singularidad biológica y por la falta de empatía de quienes le
rodean.
El hombre es genéticamente social; por
otra parte, el aprendizaje de nuevas funciones consiste en el aprendizaje de
funciones compuestas, sistemas de funciones que afectan al individuo de forma
global en su desarrollo. El retraso motor, en la persona con parálisis
cerebral, afecta a todo el aprendizaje, aprendizaje que, por otra parte, tiene
lugar, en muchas ocasiones, en un entorno no normalizado y muy lejos de la
inclusión.
En el caso que nos ocupa es imperativo ofrecerle
a la persona con problemas de comunicación y
movimiento oportunidades socializadoras para que desarrolle el lenguaje y feedback para los aprendizajes.
Al realizar una propuesta de intervención
educativa y en la manera de resolver los obstáculos que encuentra el niño con
parálisis cerebral en su aprendizaje bajo ningún concepto podemos olvidar lo
que afirmaba Vygotski (1989, 1998): a través de la interacción social, el
psiquismo humano interioriza los esquemas inter-psicológicos de la acción y se
forma los esquemas intra- psicológicos o mentales del propio individuo y el
aprendizaje de nuevas funciones consiste en el aprendizaje de funciones
compuestas, sistemas de funciones que afectan al individuo de forma global en
su desarrollo. Para resumir: se aprende en comunidad y en los primeros años no
podemos aplazar porque nos resulte más complicado que en otros casos esa
realidad.
Un último aporte teórico
lo encontramos. sin duda, en la perspectiva ecológica. Brofenbrenner (1993) ha
hecho hincapié en que la participación en la familia o en la escuela promueve
desarrollo, y que para que esto suceda, la participación del individuo en los
contextos sociales debe ser de forma activa y asumiendo un rol.
Llegados a este punto debemos tener en
cuenta unas posibles dificultades, unos obstáculos para el aprendizaje que no
debemos soslayar y sí afrontar:
• Déficit
auditivo
• Visión.
• Agnosia
y problemas perceptivos.
• Apraxias.
• Comunicación
y Lenguaje.
• Problemas
conductuales.
• Problemas
físicos que inciden en la vida escolar.
• Ámbito
afectivo.
Por otro lado debemos aprovechar unas
cualidades intrínsecas al ser humano. La estimulación de las funciones innatas
(Montilla, 2006) juega un importantísimo papel en el desarrollo del niño. Así
tenemos las funciones innatas motoras y, por otro, las no motoras; entre estas
el interés por el entorno, la capacidad comunicativa y la capacidad cognitiva
innata.
Hay, también, una serie de obstáculos en
el desarrollo motor que inciden, por esta causa, en el aprendizaje. Entre
ellos: la falta de referencias estables, posturas incorrectas, dismetría, problemas
en el movimiento, fatiga, disfunciones en el tono muscular y problemas en el
desplazamiento, entre otros.
Estas dificultades y unas pautas para
abordarlas la recogimos en el artículo Los primeros años del aprendizaje en
comunidad del niño con parálisis cerebral. Pautas y dificultades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario