¿Qué es la acondroplasia? La
acondroplasia es la causa más común de enanismo. El término acondroplasia
significa "sin formación cartilaginosa". La acondroplasia es una
enfermedad monogénica con una herencia autonómica. Su incidencia varía, según diversas estimaciones,
entre 1/25.000 y 1/40.000 nacimientos vivos. Se calcula que actualmente en
España la prevalencia de la acondroplasia es de aproximadamente 950 -1.050
casos. En un 80% de estos los padres no están afectados.
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El bufón don Sebastián de Morra de D. Velázquez. Museo del Prado |
La mayoría de los niños con acondroplasia
evolucionan favorablemente, la mayoría tienen inteligencia normal y son capaces
de llevar vidas independientes. Sin embargo, y debido a su estatura baja,
pueden surgir problemas psicosociales. Afortunadamente la percepción que tiene
la población de las personas con baja estatura va cambiando y ya no son
considerados bufones de la Corte. Sería impagable que un día no nos produjera
ningún asombro una persona con acondroplasia, con autismo o con cualquier otra
condición que la haga diferente; bástenos como ejemplo el hecho que hasta hace
poco una persona zurda estaba estigmatizada de por vida.
Pues, aunque lleva aparejada problemas motores,
esta bitácora, que está en la red desde hace algún tiempo, nunca se ha ocupado
de este trastorno genético; es por eso que lo vamos a remediar.
El colectivo afectado de acondroplasia tiene
unas necesidades bastante diferenciadas respecto al resto de la población que, en
la actualidad, no están siempre bien cubiertas.
Destacamos lo siguiente:
-Los
niños afectados de acondroplasia presentan un aumento en la morbimortalidad
durante los primeros años de la vida debido a complicaciones neurológicas.
- Incidencia de trastornos respiratorios en
mayor número que el resto de la población.
- Riesgo de hidrocefalia en los primeros años
de vida.
- Problemas en la columna vertebral.
- Piernas arqueadas.
- Retraso motor.
- Otras alteraciones como hipoacusia, retraso
en el aprendizaje, problemas de lenguaje, etc.
Toda esta problemática sugiere la adaptación
del entorno para promover la autonomía y la inclusión. En este sentido habría que guardar un equilibrio entre adaptación y normalización; un equilibrio difícil pues, al fin y al cabo, estas personas tienen que vivir en un mundo diseñado por personas sin acondroplasia para personas que tampoco la tienen. Podemos
destacar:
- Adaptación del hogar (altura de enchufes,
mecanismos abertura-cierre de las puertas, sanitarios accesibles, etc.)
- Adaptación en el vestuario.
- Adaptación de los juguetes.
- Adaptación de los muebles.
- Posibilidad de terapia ocupacional.
- Establecer normas de conducta y de buenas
prácticas sociales entre las personas que forman parte del mundo del niño con
acondroplasia.
Respecto de la escuela:
- Adaptación del puesto escolar (dimensiones y localización
fundamentalmente).
- Adaptación del aseo, altura colgadores,
acceso a la pizarra, etc.
- Adaptación del material didáctico, si fuera
necesario.
- Posibilidad de auxiliar cuidador.
- Fomentar la socialización y la independencia.
- Adaptación del currículo de Educación Física
según las orientaciones médicas.
- Al acabar la Educación Secundaria
orientaciones sobre continuación estudios o recomendaciones socio-laborales.
Los lectores de esta bitácora saben que lo que
más nos preocupa, junto con la inclusión educativa, es la exclusión social y
del mundo del trabajo de las personas diferentes. Este mal camino ya se empieza
a andar en la escuela; por eso, los que tenemos alguna responsabilidad en ella
debemos procurar que esto no suceda. Además de la preocupación por la formación para atender mejor a todos los
alumnos, debemos preocuparnos por la empatía, por ponernos en el lugar de esa
persona y tomar conciencia de sus dificultades y de sus deseos. Podemos
disculpar la ignorancia, pero no la falta de respeto. Como se puede leer en la
cabecera de esta bitácora “ponerse los zapatos del otro y hacer un buen
trecho del camino”.
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El tenista Rafael Nadal con dos niños con acondroplasia |
Debemos apartar de
nuestra mente la imagen del enano bufón y sólo ver a una persona. Eso es lo que
somos y, desde luego, la dignidad que tenemos como tales personas no tiene nada
que ver con la altura. Como norma general: ni
indiferencia con el diferente ni trato radicalmente distinto. Caminemos por
la senda de la normalización, con los apoyos necesarios, respeto y tolerancia.
Es obligado y de justicia.
Existe una guía
sobre la acondroplasia que ofrece información médica, psicológica, social y los
deseos de cómo quieren ser tratadas estas personas.
Para acabar reproducimos
un trabajo escolar de un chico con acondroplasia y que he tomado de una
ponencia de Carmen Alonso, Coordinadora de la Fundación ALPE Acondroplasia.
Mi cuerpo, mi mejor amigo
“Un
final de verano del 91, en un hospital asturiano nací yo y mi cuerpo diferente
a los demás, con una enfermedad llamada acondroplasia, sinónimo de enanismo.
Esto me lleva a ser un niño con una discapacidad pero no me dificulta mucho una
vida que trato de hacer completamente normal. He pasado una operación
dificultosa de alargamiento de tibias. Mis padres siempre me enseñaron que lo más
importante es el corazón. Tendría yo unos 8 años cuando mi madre me dijo que si
quería ser un poco mas alto me podrían operar pero que si me operaba no
significaba que mi enanismo iba a desaparecer porque había nacido con él y
nunca podría quitármelo de encima. Al final, después de visitar a los médicos,
a los psicólogos, decidí hacerlo con doce años. Antes para mí era muy fácil
decir “dentro de dos años”, pero cuando dices “dentro de una semana”, bufffff,
eso ya cambia.
Sería
el 25 de agosto cuando cruce la puerta del hospital y nada más cruzarla lo
primero que hice fue dar un gran soplido y decirme a mí mismo “tú puedes y
todos te apoyan”. Yo sabía a lo que me enfrentaba: a un año de sudor y lágrimas.
Qué difícil es despertarse con unos aparatos de 2 kilos en las piernas. Pero,
poco a poco, me fui acostumbrando al proceso de curas, silla de ruedas, clase,
rehabilitación, etc.
A mí
mi cuerpo me gusta, es el mío y todo mi cuerpo es especial. Muchas personas
dicen que me parezco a mi madre.
Sin
embargo la mayor injusticia que hay ahora es que te miren con desprecio, con
chistes y risas y lo único que quieres hacer es ir a por el pan, al cole, o que
tus amigos, cuando se enfadan no te digan gilipollas digan siempre anda
enanejo, siempre enano o… no cuenten contigo porque te ven diferente… esa
mirada fija, oscura, que te asusta… mogollón.”
Enlaces
citados:
Fundación ALPE
2 comentarios:
Estupendo artículo respecto a la acondroplasia, estoy completamente convencido que la sociedad ha madurado al respecto y no mide la talla de las personas por sus centimetros.
Personalmente creo que debemos involucrarnos en la educación de nuestros hijos al respecto, hijas en mi caso, para que no exista discriminación alguna por razones físicas, económicas, socioculturales, etc.
Lo contrario sería de personas anormales.
Muy de acuerdo: la sociedad ha cambiado. Pero siempre se puede mejorar; el objetivo de este blog es conseguir, en la medida de nuestras fuerzas,toda esa mejoría que está por llegar. Muchas gracias por su atención. Un saludo.
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