El joven catalán de 18 años Albert Casals, a quien una leucemia infantil condenó a desplazarse en silla de ruedas, lleva cuatro años recorriendo el mundo solo, haciendo autoestop y sin apenas dinero porque confiesa que "así soy feliz".
Traigo esta noticia aquí, no tanto por ser protagonizada por una persona que se desplaza en silla de ruedas, sino por la filosofía de vida que tiene esta persona –confieso que me produce envidia- y como ve el mundo desde su silla de ruedas. Su vida es la búsqueda de la felicidad y ve en todas las personas algo bueno, circunstancia que él, creo, con alguna pillería aprovecha. A mi me resultaría bastante difícil encontrar algo bueno en algunas personas. Ha vivido con ladrones y traficantes de drogas. Dice que si vive en la casa de un pescador el va de pesca, se adapta a las circunstancias. Yo pienso que eso es inteligencia, saber adaptarse a las circunstancias.
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