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martes, 21 de diciembre de 2010

PISA, la crisis económica, el metilfenidato y Ken Robinson

Hay cuestiones que a fuerza de repetirlas muchas veces parecen verdades inamovibles y, en muchos casos, son sólo artefactos virtuales, entes metafísicos o cualquier otro engendro irreal que ni siquiera podemos concretar en una realidad física. Así por ejemplo hemos aceptado que la evaluación de los alumnos tenga como doctrina y catecismo a PISA y como Dios a la OCDE. Y esto, aparte de ser un sacrilegio, no deja de ser una desviación inasumible del razonamiento, una corrupción de las ideas.
La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) coordina las políticas económicas de los países más ricos del mundo, o sea, es una organización económica que engloba a 34 países de la órbita occidental, nada que ver con la educación. ¿Y PISA qué es? Pues es su proyecto estrella para la educación. Es el acrónimo de Programme for International Student Assessment, (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) que nos ha traído el invento ese de las competencias. En sus documentos bases: ¿Qué es PISA y para que sirve? y Definición y Selección de Competencias Básicas (conocido también como Deseco) no se nombran ni una sola vez educación inclusiva, atención a la diversidad o discapacidad. ¿Por qué? Pues sencillamente porque no les preocupa. Las dichosas competencias son los objetivos que las autoridades económicas consideran que tenemos que cumplir para ser competentes en el trabajo que el poder económico nos brinda. ¿Qué pintamos los profesionales de la educación? Pues, evidentemente, poco o nada. ¿Es que, acaso, los profesores les imponemos a la OCDE la política económica? Pues muy pocas personas nos planteamos esta cuestión que hemos traído hasta aquí. Hemos dado por buenos PISA y sus competencias. El ser competentes ha desplazado a la educación y se ha convertido en el casi único objetivo de la escuela, lo cual, parafraseando a Iván Illich, es confundir la salvación con la Iglesia.
Para apoyar mi planteamiento, sería bueno que recordáramos u hojeáramos los periódicos desde hace unos meses. Referidos a la crisis económica actual podríamos encontrar títulos como “El Banco Central Europeo exige a España una reforma laboral más profunda”, es como llaman ahora al despido libre; “La agencia Moody’s rebaja la calificación de la deuda española”; “La OCDE advierte a España que la jubilación debe ir más allá de los 67 años”, hay que aclarar que la edad de jubilación actual de 65 años es de las más altas de Europa; “Los mercados no han valorado positivamente las reformas anunciadas”; “Bruselas exige………..” y así podríamos seguir escribiendo hasta aburrir. ¡Bueno! Si los que deciden y, al final, son estos entes u organismos los que gobiernan ¿a que viene eso de las elecciones generales? Yo, en las próximas como no se presenten Moody’s, Los Mercados o la OCDE no voy a votar a nadie. Nos repiten machaconamente todo esto que acabo de escribir, que no tienes más remedio que preguntarte: ¿hasta qué punto mi vida está determinada por los mercados o por el Banco Central Europeo?
Para finalizar y para centrarnos algo más analicemos una nueva epidemia. Pues sí, además de la OCDE, en la educación manda el metilfenidato. No se asusten, o sí; como quieran. El metilfenidato es el fármaco de primera elección en el Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (su acrónimo es TDAH), y es más conocido por sus marcas comerciales como Ritalín, Rubifén o Concerta. El gran Ken Robinson – ya trajimos a esta bitácora un video suyo sobre creatividad y escuela- habla de la nueva epidemia moderna, se llama TDAH, pero –dice Robinson- es una epidemia “ficticia”. Así como en las décadas de los ‘40, ‘50 y ‘60, la gente de manera rutinaria, sin necesidad ni fundamentos que lo avalara, se hacía sacar las amígdalas; de la misma forma, hoy en día, los niños están siendo medicados, basándose en los mismos caprichos, y en las mismas razones médicas de moda. Los niños de hoy están viviendo el período de estímulos más intenso de la historia de la humanidad. Están siendo asediados por información que llama su atención, de cada plataforma, computadoras, de los Iphones, de avisos publicitarios, de cientos de canales de televisión. Y por eso son penalizados, porque se distraen. ¿De qué? Se distraen de todas esas cosas aburridas, la mayor parte de lo que reciben en la escuela. Y para que no ocurra esto los anestesiamos.
Conclusión:
·         No todo lo que se repite es verdad.
·         Las cosas suceden por alguna causa.
·         Esta causa, a veces, no está en la superficie y hay que bucear.
·         No todos los motivos por los que suceden estas cosas son bienintencionados.
Les dejo con un video que se ha subtitulado en español donde Ken Robinson, mediante un formato de animación, scribing, explica muy bien todo eso de la nueva epidemia.

2 comentarios:

  1. Qué grandes verdades Javier!!!
    Únicamente un comentario, puede que algunas familias con niños con este diagnóstico (casos reales no mal diagnósticados) puedan sentirse ofendidos pues pueden interpretar que este síndrome no sea reconocido como tal. Yo sé perfectamente a lo que te refieres pero quizá deberías aclararlo.
    Lo "posteo" en mi muro del Face.
    Un abrazo y mi enhorabuena una vez más por este blog.

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  2. Gracias. Por supuesto Cuca.Lo ficticio es la epidemia. Claro que hay personas con TDAH que necesitan medicación y que el TDAH es algo que existe y tiene una entidad bien definida y que tiene que tener un tratamiento psicopedagógico diferenciado. Yo me refiero a otra cosa que quizás se explique mejor, sin necesidad de palabras, que, a veces, son torpes y las carga el diablo; digo que mirando el mapa de los EEUU, que aparece en el video, se refleje mejor lo que quiero decir. Gracias por tus comentarios y perdón por no saber explicarme mejor.

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