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martes, 16 de noviembre de 2010

El juego, el juguete y la discapacidad motora


No nos vamos a extender en lo que significa el juego para el desarrollo del niño y el juguete como objeto para desarrollar muchas capacidades, entre ellas el razonamiento, la creatividad, la afectividad, la sociabilidad, la motricidad gruesa y fina, etc. porque es algo comúnmente admitido. Por eso no debemos privar al niño con discapacidad física de la posibilidad de conseguir un desarrollo parejo al del niño sin discapacidad.

En la atención al niño con discapacidad física –y en cualquier otra- se debe atender a las posibilidades, nunca a las limitaciones. Cuando elegimos un juguete debemos hacerlo teniendo en cuenta esta premisa.

El juego y el desarrollo emocional, social y cognitivo del niño van muy ligados e, incluso, cuando éste se practica habitualmente tiene muchísima importancia como agente de estimulación multisensorial y de las habilidades sociales y comunicativas. Sin olvidar que es muy apropiado para la comprensión causa-efecto y como catalizador de situaciones de aprendizaje.
Foto de un juguete adaptado: peluche al que se le ha acoplado un pulsador
Foto de un juguete adaptado con un pulsador
En el juego simbólico se fomenta la creación y negociación de roles con otros niños, se realizan esquemas mentales y guiones y se desarrollan habilidades anticipatorias al hacer planes. En definitiva: se aprende mediante la acción. A veces nos encontramos con niños con poco conocimiento del mundo por falta de relación con otros niños y/o no haber vivido situaciones estimulantes para aprender jugando. Las funciones mentales superiores se adquieren y se desarrollan a través de la interacción social, decía Vigotsky, y el juego es un gran agente socializador. Cada función mental superior, primero es social, es decir primero es interpsicológica y después es individual, personal, es decir, intrapsicológica.

Por lo que respecta al juguete hay, también, que tener en cuenta algunas cuestiones que, por otra parte, son de sentido común, como por ejemplo:

o        Que el juguete no contenga piezas pequeñas.

o        Que los botones o interruptores sean grandes y fáciles de activar.

o        Situarlos sobre superficies antideslizantes, en mesas con reborde o en el suelo para que no caigan.
o        Que no sea necesario efectuar más de una acción al mismo tiempo como, por ejemplo, pulsar dos botones a la vez.
o        La dimensión del juguete es importante, pues los juguetes pequeños son difíciles de manejar cuando la motricidad fina está muy resentida.
o        A veces, puede ser necesario adaptar el juguete para que se pueda asir fácilmente.
Por lo que respecta al niño con parálisis cerebral hay que tener en cuenta lo siguiente:
o        Además de los movimientos reflejos del recién nacido en manos, dedos, piernas y de otras funciones motoras básicas como reptar o gatear, que pueden estar resentidos y que por este motivo pueden dificultar el juego, hay unas funciones innatas superiores no motoras: interés por el entorno, capacidad comunicativa (importante: no es lo mismo hablar que comunicar) y capacidad cognitiva innata. Tenemos que aprovechar estas funciones de las que está dotado el ser humano para que el niño aprenda, y si alguna de ellas es deficitaria, hay que buscar otras vías o la manera de compensarlas o potenciarlas. El juego tiene un papel importante en la consecución de estos objetivos.
o        El papel de la familia es muy importante en el desarrollo del niño; en el caso del niño discapacitado, aún más. Hay que propiciar situaciones fomentando la cantidad y calidad de las interacciones comunicativas, reaccionar siempre ante las iniciativas del niño para jugar y si estas no ocurren propiciarlas, proporcionar variedad de juguetes y fomentar la vertiente social del juego.
Las situaciones que debemos propiciar son aquellas que más se asemejen a la realidad que viven los otros niños, evitando, en lo posible, la cacharrería o el aparataje innecesario y obstaculizador. En la foto con que ilustramos estos comentarios podemos ver un peluche al que se le ha acoplado un pulsador para que el niño pueda accionarlo con más facilidad y en el video de abajo podemos observar el proceso para adaptar un juguete, que como se puede comprobar es bastante sencillo.

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