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sábado, 10 de noviembre de 2018

Ética de la inclusión y personas con discapacidad intelectual

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Considerar la inclusión como el reverso ético a la segregación nos lleva a resumir y comentar este artículo. Se trata del artículo de  Xabier Etxeberria titulado Ética de la inclusión y personas con discapacidad intelectual publicado por la Revista Española de Discapacidad (Vol. 6, núm. 1: 2018).
Antes de resumir el artículo fijemos estas premisas:
a.-La exclusión existe.
b.-Hay diversos modos y grados.
c.-Hay diferentes motivos.  
d.-La padecen personas y/o colectivos.
e.-En muchos casos se responsabiliza al propio excluido de la exclusión.
f.-El contexto donde se da incide de diferente manera.
g.-Como consecuencia se producen unas vivencias emocionales que afectan al excluido y a su familia.
h.- El mundo está diseñado por personas sin discapacidad para personas sin discapacidad, por eso podemos afirmar que la discapacidad se construye socialmente cuando se crean factores y circunstancias  que determinan la exclusión.
i.- Concretando en la parcela educativa, que es la que suele interesar a los lectores de este blog, la exclusión educativa conlleva irremediablemente a la exclusión social.
Hasta aquí mis reflexiones.
El autor del artículo delimita de forma esquemática-sintética en cuatro apartados estos mecanismos y su antítesis ética que es la inclusión.
1. Del hecho de la exclusión a la reclamación de la inclusión.
La exclusión es moralmente indebida (daño injusto).
La sociedad inclusiva adopta medidas para que nadie quede excluido.
2. Inclusión frente a la exclusión, y reconocimiento.
Se excluye a alguien a quien se le destaca un rasgo no asignable a su responsabilidad.
Se soslaya el criterio de dignidad atribuible a toda persona.
Las acciones, o falta de ellas, que se toman pueden estigmatizar a las personas con todo lo que eso conlleva.
Estas acciones pueden llevar implícitas que algunos derechos solo son plenamente disfrutables por las personas que pueden ser integradas.
La consecuencia es la marginación social.
Frente a esas dinámicas injustas de mal reconocimiento, el buen reconocimiento moral, el reconocimiento en justicia, es el que se ofrece en formas que contrarrestan y reparan el reconocimiento indebido.
3. Inclusión frente a la exclusión e identidad.
Hay una conexión entre exclusión e identidad (personal o de un colectivo).
La identificación que nos viene de los otros en la forma de buen o mal reconocimiento solapa a la autoidentificación.
4. Inclusión frente a la exclusión y emociones.
En la exclusión hay intensas vivencias emocionales. Hay un menosprecio al excluido porque la exclusión lleva implícita la consideración del otro como ser inferior.
La falta de empatía la reconoce el sujeto excluido como falta de solidaridad y es moralmente rechazable.

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