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En estos días se celebra en A Coruña el 50
aniversario de la fundación de ASPRONAGA (Asociación Pro Personas con
Discapacidad Intelectual de Galicia). Se están celebrando varios actos
con este motivo y los medios de comunicación están recogiendo información sobre
los eventos que se realizan, exposiciones, realizando entrevistas y todas esas
cosas que suelen hacer los medios de comunicación. Pues bien el Ideal
Gallego, un periódico de la ciudad, refiere en una entrevista con
Martín Pou, persona que impulsó los orígenes de la asociación, que “cuando era director de la Confederación Española
de Organizaciones en favor de Personas con Discapacidad Intelectual fuimos a
visitar a un ministro de Educación y nos contestó que no gastaba ni un céntimo
en estos niños porque era igual que encenderse un puro con un billete de 1.000
pesetas”; cuenta que, después, el ministro se arrepintió.
Esta anécdota, llamémosla así, me ha hecho
reflexionar sobre billetes y sobre puros. Estamos asistiendo desde hace unos
años al fortalecimiento y al bombardeo machacón de la idea de que hemos gastado
lo que no teníamos. Estoy totalmente de acuerdo: hemos gastado lo que no
teníamos, pero no en desarrollar la
Ley de la
Dependencia, en fomentar la educación inclusiva o en dotar de
los recursos necesarios a los centros para que desarrollen su labor; lo hemos
gastado en un aeropuerto sin aviones en Castellón, en un mausoleo
pseudocultural que es la máxima expresión del vacío en Santiago, en
construcciones megalómanas y caprichosas de Valencia o en otros derroches
similares.
Mientras suceden los desahucios ayudamos a los
bancos con miles de millones que tenemos que pagar con los recortes –eso que
los políticos eufemísticamente llaman ajustes presupuestarios- en inversiones
en sanidad o en educación y, también, en ayudas y servicios sociales.
Veo día a día deteriorarse la educación, hay
menos profesores, hay más alumnos, hay
menos medios. En la época que vivimos, el siglo XXI, se sustrae la tecnología del currículo, se disminuye la educación básica: el cuarto
curso de la ESO
ya no será tal, etc. Por otro lado, los países que mejor responden ante la crisis son los que
mantienen o, incluso, aumentan la inversión en educación e investigación; pero
aquí sólo sabemos invertir en ladrillo, debe ser una maldición o algo así; yo
no lo entiendo.
Yo creo que todos los días, en España, estamos
encendiendo puros con billetes, billetes de los contribuyentes, pero esos billetes encienden
puros que se fuman otros. Mientras tanto la sensación de miseria y la falta de
ilusión se derrama entre quienes lo que necesitan es, justamente, lo contrario.
Después nos encontramos con los quintacolumnistas de turno que, para más inri,
intentan convencernos de que tenemos que pagar loquedebemos y que tiene que haber educación para ricos y educación
para pobres. Como dijo el poeta: siempre llueve en casa del pobre. ¿Pero es que
tenemos que resignarnos con las goteras?
me agrada mucho su blog, tiene cosas muy buenas.
ResponderEliminarun gran saludo.
margarita y eugenio.
tesis de enfermeria
Muchísimas gracias.
ResponderEliminarestimado javier, interesante articulo. gracias por compartir. mi sitio personal es https://finconsejo.es/
ResponderEliminarpara el interesado. Gracias!!!