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viernes, 24 de abril de 2009

El efecto horn o discapacitados muy capaces

También se podría llamar esta entrada: No dejarse llevar por las apariencias. El Diario de Navarra publica la siguiente noticia: Diego López, un discapacitado muy capaz; en esta noticia el periódico cuenta el afán de superación de un joven con parálisis cerebral. Un joven de 25 años que nació con parálisis cerebral, tiene una invalidez del 51% y ha completado la carrera de Derecho en la Universidad de Navarra en los 4 años pertinentes. También cuenta muchas de las dificultades por las que tuvo que pasar. Pensaba estudiar en la Universidad de Sevilla, pero hubo de descartar esta posibilidad, "Para estudiar Derecho en Sevilla hay que subir 15 o 20 escaleras todos los días y, además, los alumnos de 1º estaban casi en la calle porque las aulas se encontraban en muy mal estado", detalla López dentro de su búsqueda de ascensores y huida de las escaleras, por su discapacidad. El problema de la accesibilidad a los servicios públicos sigue sin resolverse, a pesar de que la legislación vigente obliga  a que los edificios públicos sean accesibles.

Por otra parte, tendría que llegar el día en que este tipo de noticias, dejara, precisamente eso, de ser noticia. Que toda persona discapacitada o, mejor, persona con discapacidad, lograra cumplir sus metas, sin que supusiera ser  noticia en el periódico. Tampoco debería sorprendernos que una persona con parálisis cerebral acabe una carrera universitaria y  que lo aparatoso de las ayudas técnicas que acompañan, a veces, al paralítico cerebral o que degluta la saliva con dificultad tampoco no nos tendría que llevar a hacer prejuicios o, acaso, ¿alguien piensa que Stephen Hawking no es muy listo? Por eso he titulado a esta entrada el efecto horn (tendencia a generalizar la evaluación de una persona en un factor negativo a todos los aspectos del desempeño de esa persona).

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