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domingo, 31 de julio de 2016

Desarrollo y plasticidad del cerebro



Corte del cerebro. Imagen procedente de Intef

En el Volumen 62  Suplemento 1 de la Revista de Neurología leemos el artículo Desarrollo y plasticidad del cerebro de Martínez-Morga, M. y Martínez, S. Por su posible interés resumimos muy brevemente dicho artículo.
Según los autores, los trastornos de neurodesarrollo están asociados a anomalías funcionales del cerebro que se instauran de forma temprana en la vida. Tradicionalmente se ha asociado de forma casi exclusiva con la aparición de discapacidad intelectual y retraso en el desarrollo psicomotor. Las causas de estos trastornos se han descrito parcialmente, incluyendo anomalías por causas genéticas (síndrome de Down, X frágil, etc.), por exposición a factores tóxicos durante el embarazo (síndrome alcohólico fetal), infecciones (citomegalovirus, toxoplasmosis, etc.) o por otras alteraciones, entre las que cabe citar la gran inmadurez en el momento del nacimiento (grandes prematuros).
Posteriormente datos epidemiológicos sustentados por un mejor conocimiento del sistema nervioso central indican que algunos trastornos, que aparecen en la adolescencia o la madurez temprana, están originados por anomalías del desarrollo cerebral. El objetivo es identificar claramente los procesos sensibles a ser modificados con la actuación terapéutica de un programa de atención temprana.
Las redes neuronales formadas durante el desarrollo bajo control de la expresión de genes sufren un proceso de consolidación y refinamiento dependiente de la experiencia. Es especialmente importante el hecho de considerar que los circuitos neuronales definitivos son modelados por la experiencia del individuo (propiedad de plasticidad sináptica). Esta receptividad a la influencia ambiental es importante en los llamados períodos críticos del desarrollo, de elevada plasticidad, que permiten la formación y consolidación de las conexiones neuronales. Pero los circuitos neuronales definitivos ni están presentes al nacer ni son invariantes a lo largo de la vida. Esto es importante porque un grado de desarrollo adecuado puede obtenerse con estimulación funcional en períodos diferentes. Según los autores, el proceso de maduración del cerebro continúa en la adolescencia. Por lo tanto, hay un largo período de inmadurez cerebral donde la influencia de la epigenética es relevante para el desarrollo de enfermedades mentales.
Los autores concluyen que el diseño básico del cerebro está regulado por los programas codificados en la información genética y por la actividad intrínseca de los circuitos neuronales. La conexión neuronal se refina por el medio ambiente.
Esta es la base biológica de la capacidad de modificar el funcionamiento del cerebro mediante la aplicación de estímulos adecuados. Así los estímulos ideales para nuestro cerebro son los que reflejan de forma más precisa el ambiente (emocional, social y de actividad) que corresponde a cada época de la vida del individuo.
La alteración en el desarrollo y la maduración de las conexiones neuronales , según los autores, explicaría la patogenia de las alteraciones en el neurodesarrollo, ya que sería el nexo causal a un espectro de enfermedades y condiciones como la esquizofrenia, el autismo y la discapacidad intelectual.
Enlace al resumen y artículo completo en Revista de Neurología (para acceder hay que estar registrado).