Corte del cerebro. Imagen procedente de Intef |
En el Volumen
62 Suplemento 1 de la Revista de Neurología leemos
el artículo Desarrollo y plasticidad del cerebro de Martínez-Morga,
M. y Martínez, S. Por su posible
interés resumimos muy brevemente dicho artículo.
Según los autores, los trastornos de neurodesarrollo están asociados
a anomalías funcionales del cerebro que se instauran de forma temprana en la
vida. Tradicionalmente se ha asociado de forma casi exclusiva con la aparición
de discapacidad intelectual y retraso en el desarrollo psicomotor. Las causas
de estos trastornos se han descrito parcialmente, incluyendo anomalías por
causas genéticas (síndrome de Down, X frágil, etc.), por exposición a factores
tóxicos durante el embarazo (síndrome alcohólico fetal), infecciones
(citomegalovirus, toxoplasmosis, etc.) o por otras alteraciones, entre las que
cabe citar la gran inmadurez en el momento del nacimiento (grandes prematuros).
Posteriormente datos epidemiológicos sustentados por un mejor
conocimiento del sistema nervioso central indican que algunos trastornos, que
aparecen en la adolescencia o la madurez temprana, están originados por
anomalías del desarrollo cerebral. El objetivo es identificar claramente los
procesos sensibles a ser modificados con la actuación terapéutica de un
programa de atención temprana.
Las redes
neuronales formadas durante el desarrollo bajo control de la expresión de genes
sufren un proceso de consolidación y refinamiento dependiente de la
experiencia. Es especialmente importante el hecho de considerar que los
circuitos neuronales definitivos son modelados por la experiencia del individuo
(propiedad de plasticidad sináptica). Esta receptividad a la influencia
ambiental es importante en los llamados períodos críticos del desarrollo, de elevada
plasticidad, que permiten la formación y consolidación de las conexiones
neuronales. Pero los circuitos neuronales definitivos ni están presentes al
nacer ni son invariantes a lo largo de la vida. Esto es importante porque un
grado de desarrollo adecuado puede obtenerse con estimulación funcional en
períodos diferentes. Según los autores, el proceso de maduración del cerebro
continúa en la adolescencia. Por lo tanto, hay un largo período de inmadurez cerebral
donde la influencia de la epigenética es relevante para el desarrollo de
enfermedades mentales.
Los autores
concluyen que el diseño básico del cerebro está regulado por los programas
codificados en la información genética y por la actividad intrínseca de los
circuitos neuronales. La conexión neuronal se refina por el medio ambiente.
Esta es la
base biológica de la capacidad de modificar el funcionamiento del cerebro
mediante la aplicación de estímulos adecuados. Así los estímulos ideales para
nuestro cerebro son los que reflejan de forma más precisa el ambiente
(emocional, social y de actividad) que corresponde a cada época de la vida del
individuo.
La
alteración en el desarrollo y la maduración de las conexiones neuronales ,
según los autores, explicaría la patogenia de las alteraciones en el neurodesarrollo,
ya que sería el nexo causal a un espectro de enfermedades y condiciones como la
esquizofrenia, el autismo y la discapacidad intelectual.
Enlace al resumen y artículo completo en Revista de Neurología
(para acceder hay que estar registrado).